En el emocionante escenario de una boda, ningún elemento es tan cargado de significado como el pastel. Se dice que la novia que hornea su propio pastel está dispuesta a comprometerse con una vida llena de esfuerzo, ¡y eso es solo el comienzo de las tradiciones intrigantes que rodean este dulce ícono!
El momento de cortar el pastel es un ritual sagrado. La novia debe ser la primera en hacerlo, utilizando la espada de su marido o el mejor cuchillo disponible en casa. Mientras corta, su mente debe albergar un deseo secreto, mientras su prometido coloca su mano sobre la suya, no para ayudar, sino como un símbolo de compartir la buena fortuna con su amada.
El pastel de bodas también tiene la capacidad de transmitir buena suerte a los amigos de la novia, lo que lleva a la costumbre de que los invitados se lleven porciones a casa. Además, las porciones se envían a seres queridos que no pudieron asistir al banquete, compartiendo así la alegría y la celebración del día especial.
Para las solteras, el pastel de bodas es un símbolo cargado de significado. Según una antigua superstición, si una mujer pasa migajas de pastel a través del anillo de bodas de la novia y luego guarda esos fragmentos en su media izquierda, soñará con su futuro esposo. Otra versión sugiere que el novio debe hacer pasar nueve veces fragmentos de pastel a través del anillo de bodas de la novia antes de repartirlos entre las jóvenes solteras presentes en el banquete.
Estas costumbres, algunas de las cuales son realmente elaboradas, persistieron hasta principios del siglo XX. En Inglaterra, por ejemplo, se decía que el pastel enviado a una mujer soltera debía estar cubierto de betún blanco, representando al futuro esposo, mientras que el pastel en sí simbolizaba a la novia. Después de un pequeño ritual y un versito recitado, la joven debía poner el pastel bajo su almohada y esperar a que los sueños le revelaran a su futuro esposo.
El pastel de bodas y sus tradiciones se remontan a la antigua Roma, donde los esponsales se celebraban con un banquete lleno de platos simbólicos. El pastel especial hecho de harina, sal y agua se partía sobre la cabeza de la novia como un signo de fertilidad y buena suerte. Los invitados recibían pedazos porque se creía que eran amuletos de buena suerte.
Esta costumbre romana se mantuvo en el tiempo en lugares como Escocia y el norte de Inglaterra hasta el siglo pasado. Muchos creían que no hacerlo podría llevar a la infelicidad en el matrimonio. En Escocia, antes de cruzar el umbral de su nuevo hogar, el pastel de avena se partía sobre la cabeza de la novia. En Inglaterra, la cabeza de la novia se cubría con un paño mientras el novio partía una parte del pastel de uvas pasas sobre ella. Luego, el pastel se arrojaba al aire para que los invitados atraparan un trozo y llevaran a cabo rituales que prometían buena suerte.
Así que la próxima vez que veas un pastel de bodas en una celebración, recuerda que este dulce delicioso es mucho más que una delicia; es un símbolo que une a la novia y el novio en una tradición llena de amor y significado.
