Los cigarrillos electrónicos y la hookah: una falsa percepción de seguridad

Un grave error cometido por muchas personas es creer que consumir cigarrillos electrónicos y hookah no es tan perjudicial para la salud como fumar cigarrillos tradicionales. Sin embargo, diversos expertos advierten sobre los peligros que conlleva esta práctica.

Según el Dr. Wilmy Núñez, médico del servicio de Neumología del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, tanto la Agencia Reguladora Europea, la FDA de Estados Unidos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) consideran el cigarrillo electrónico como un producto del tabaco, ya que desencadena efectos adversos similares a los del tabaco convencional.

Efectos adversos del cigarrillo electrónico y la opinión de los especialistas

Desde el año 2018, la Asociación Latinoamericana de Tórax (ALAT), la Sociedad Española de Neumología Torácica (SEPAR) y otras sociedades de Neumología a nivel mundial han informado que no existen pruebas suficientes que demuestren que los cigarrillos electrónicos son efectivos para dejar de fumar tabaco. Además de no ser seguros para la salud, estos dispositivos promueven un mayor consumo de tabaco.

El consumo de tabaco está estrechamente relacionado con diversas enfermedades, incluyendo diferentes tipos de cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular, asma, infertilidad, embarazo ectópico, prematuridad y bajo peso al nacer, entre otras. Según estudios, casi la mitad de las muertes por 12 tipos de cáncer son atribuibles al consumo de tabaco.

A pesar de que el consumo de tabaco es una causa de mortalidad prevenible, más de 8 millones de personas mueren cada año debido a este hábito, siendo aproximadamente el 90% de las muertes correspondientes a fumadores activos y el resto a fumadores pasivos, aquellos que inhalan el humo de segunda mano, según datos de la OMS.

La hookah: otra forma perjudicial de fumar

El Dr. Núñez explica que la nicotina presente en los cigarrillos electrónicos viaja hacia los pulmones a través de partículas de humo, ingresando a la circulación y llegando al cerebro. Allí, la nicotina se une a los receptores colinérgicos y desencadena la liberación de varios neurotransmisores, especialmente la dopamina, que regula los efectos del placer y potencia los efectos de esta sustancia del cigarrillo al ser liberada en áreas relacionadas con el placer y la recompensa.

A diferencia de los cigarrillos convencionales, que actúan por combustión, los cigarrillos electrónicos son dispositivos que contienen en un cartucho una sustancia líquida compuesta principalmente por propilenglicol, glicerina, saborizantes y niveles variables de nicotina. Al inhalar, el dispositivo calienta el líquido convirtiéndolo en aerosol, que se exhala en forma de neblina. Este aerosol es conocido como vapor, de ahí el término “vapear”.

Entre los estudiantes, el dispositivo más popular en las escuelas es el llamado JUUL, que tiene forma de memoria USB. Según el Dr. Núñez, su tamaño compacto permite que se utilice en las aulas sin ser detectado, ya que no provoca tos. Sin embargo, este tipo de cigarrillo electrónico utiliza sales de nicotina en niveles muy altos. Según el fabricante, una sola cápsula de JUUL contiene tanta nicotina como un paquete de 20 cigarrillos.

Es importante destacar que los consumidores de cigarrillos electrónicos se clasifican en activos y pasivos. Los fumadores activos inhalan directamente el aerosol, mientras que los fumadores pasivos inhalan el aerosol exhalado por los activos.

En el caso de los fumadores pasivos, las partículas ultra finas presentes en el aerosol pueden tener efectos respiratorios, como cambios en la expresión génica de la mucosa nasal, un mayor riesgo de desarrollar síntomas de bronquitis crónica y daño pulmonar directo en forma de inflamación y estrés oxidativo. A nivel cardiovascular, el uso de cigarrillos electrónicos activa procesos inflamatorios relacionados con el desarrollo de enfermedades, eventos cardiovasculares agudos y deterioro de la función vascular, además de la liberación de sustancias cancerígenas.

La hookah, también conocida como pipa de agua, es otra modalidad de consumo de tabaco que presenta riesgos para la salud. Según el Dr. Núñez, la hookah consta de un cabezal, un cuerpo metálico, un recipiente de agua y una manguera flexible con una boquilla para fumar tabaco con sabores diversos. Una sesión típica de hookah equivale a inhalar el humo de 200 cigarrillos y presenta niveles altos de monóxido de carbono, metales pesados y sustancias cancerígenas similares a las encontradas en los cigarrillos convencionales. Además, compartir la boquilla de la hookah aumenta el riesgo de contraer infecciones, desde neumonía hasta tuberculosis pulmonar, debido a la presencia de bacterias en la boca.

Estadísticas preocupantes sobre el consumo de cigarrillos electrónicos y hookah

Las estadísticas reflejan una preocupante tendencia en el consumo de cigarrillos electrónicos y hookah. En Estados Unidos, la prevalencia del consumo de cigarrillos electrónicos entre jóvenes de 18 a 24 años se duplicó entre 2013 y 2014, y entre los escolares, el aumento fue del 1.5% al 16% entre 2011 y 2015. En Europa, según el Eurobarómetro de 2017, aproximadamente uno de cada tres jóvenes de 15 a 28 años (28%) afirmó haber probado la hookah en alguna ocasión, y aproximadamente el 13% se declaró fumador. En Estados Unidos, según el estudio “Monitoring the Future”, el 18.8% de los encuestados informó haber fumado hookah en el año anterior, y el 7.2% utiliza esta forma de fumar de manera regular.

Ante esta problemática, el Dr. Núñez enfatiza la importancia de concienciar sobre estos riesgos para la salud pública y adherirse al Convenio Marco de la OMS para el control del tabaco. Según la OMS, en el año 2020, el

69% de la población mundial implementa al menos una medida de control del tabaco en su nivel más alto. El especialista aboga por el desarrollo de políticas de salud que ayuden a prevenir el consumo de tabaco y sus derivados.

Es fundamental educar a la población sobre los peligros asociados con el uso de cigarrillos electrónicos y hookah, y promover programas de prevención que fomenten estilos de vida saludables. Además, es necesario fortalecer las regulaciones y restricciones en la venta y publicidad de estos productos, especialmente dirigidas a proteger a los jóvenes, quienes son más vulnerables a iniciar el hábito de fumar.

En conclusión, los cigarrillos electrónicos y la hookah no son una alternativa segura al consumo de tabaco. Estos productos conllevan riesgos significativos para la salud y pueden causar enfermedades graves. Es crucial que la sociedad esté informada sobre los efectos perjudiciales y se implementen medidas eficaces para prevenir su consumo. La educación, las políticas de salud y la regulación adecuada son herramientas esenciales en la lucha contra el tabaquismo y sus derivados.

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